Lavanda: recomendada por emperadores

Breve y conciso

Nombre científico: Lavandula angustifolia MILL.
Nombre común: Espliego, cantueso, alhucema
Denominaciones farmacopeicas: Flores de lavanda Ph. Eur. V (Lavandulae flos), Aceite esencial de lavanda Ph.Eur. V (Lavandulae aetheroleum)
Familia: Lamiaceae (Lamiáceas o labiadas)
Origen: Autóctonas de regiones mediterráneas (Francia, España, Europa Oriental), cultivadas allí también en grandes extensiones
Botánica: La lavanda es un subarbusto de hasta 60 cm de altura con ramas gris-verdosas muy ramificadas y flores violetas
Partes de la planta utilizadas: Flores y el aceite esencial obtenido de ellas

Uso histórico y tradicional

¿Un baño sin lavanda? Inimaginable en la antigua Roma. El mismo Julio César sabía valorar las propiedades relajantes del aceite extraído de las flores (del latín «lavare» = lavar). Pero también sus soldados usaban la lavanda en sus marchas por el campo a través de Europa como medicamento para las heridas y para tranquilizar los nervios. De este efecto también se sirvió Paracelso en el siglo XVI.

La industria perfumera descubrió algo más tarde el agua de lavanda para sus propios fines. La creación más conocida es el «Agua de colonia 4711», que Napoleón encargaba por cajas. Muchas personas apelan al poder curativo de la lavanda en los casos de hiperexcitación nerviosa, dolores de cabeza, trastornos del sueño y mareos, así como trastornos gastrointestinales.

Dos tomas diarias, cinco gotas cada vez, tomado con azúcar, el aceite de lavanda estimula la digestión y abre el apetito. Aquellos que sufren flatulencia, dolores de cabeza a consecuencia de los gases que ascienden, náuseas, tomen aceite esencial de lavanda.

Sebastian Kneipp