El Almendro - Un clásico preciado

Breve y conciso

Nombre científico: Prunus dulcis MILL.
Familia: Rosaceae (Rosáceas)
Origen: Se estima originario de la zona subtropical de China y de Asia Menor, hoy en día sobre todo en Oriente, el área mediterránea, así como California y Sudáfrica
Botánica: El almendro es un árbol o arbusto de altura media.
Partes de la planta utilizadas: Almendras sin cáscara de las que se obtiene aceite de almendras por presión en frío

Uso histórico y tradicional

Quien se interesaba por el anti-edad en el antiguo Egipto, no pasaba por alto el aceite de almendras. También en tiempo de Cleopatra el aceite era un auténtico bestseller de los cuidados de belleza; ella apostó por los efectos del preciado líquido.

En medicina popular su aplicación apenas carece de límites desde la antigüedad: el aceite de almendras se utiliza para los bronquios congestionados, molestias gástricas y dolor de tripa. Aplicado tópicamente es útil para aliviar los forúnculos, la caída de cabello, la caspa y la dermatitis del pañal.

El dulce aceite de almendras debe ocupar uno de los primeros puestos entre los aceites del botiquín de casa.

Sebastian Kneipp

Uso actual

Hasta hoy en día el aceite de almendras es una especie de «cosmético todoterreno». Está contenido en aceite para piel y masajes, baños de aceites, pomadas y preparados para el cuidado capilar. Gracias a su considerable contenido en ácido oleico, el aceite de almendras consta como uno de los aceites vegetales más preciados. Cuida y protege la piel frágil y con tendencia a la descamación y el picor de la piel y le otorga un aspecto suave y sedoso. Incluso las pieles extremadamente sensibles toleran muy bien el aceite de almendras y, por ello, es también adecuado para el cuidado de los bebés.

¿Sabías que?

Ya en el Antiguo Testamento la rama del almendro desempeña un papel decisivo: con su maravillosa floración indicaba qué candidato de Jehová sería elegido como sumo sacerdote. «Y aconteció que el día siguiente […] la vara de Aarón de la casa de Leví había retoñado y echado botones, y había producido flores, y almendras maduras.» (Viejo Testamento, 4. Libro Moisés 17,8)